Hay algo profundamente hermoso (casi poético) en observar cómo los números se relacionan entre sí. Como si se tratara de una coreografía matemática, donde cada elemento tiene un lugar, una función, una forma única de interactuar con los demás.
Dentro de esta danza numérica, la multiplicación y la división de números racionales representan dos movimientos esenciales, precisos y, cuando los comprendemos a fondo, sorprendentemente intuitivos.
Puede que te parezca que multiplicar fracciones o dividir números racionales es solo una parte más del temario de clase. Pero si miras bien, verás que estas operaciones están presentes en tu día a día: al cocinar, al repartir, al medir… y al entenderlas, no solo resuelves un problema, sino que ves cómo todo cobra un nuevo sentido.
La multiplicación y división de números racionales se realizan aplicando reglas específicas: para multiplicar, basta con multiplicar los numeradores entre sí y los denominadores entre sí; para dividir, simplemente multiplicamos el primer número por el inverso del segundo. Y ahora sí, vamos paso a paso.
¿Qué son los números racionales? Comprenderlos es el primer paso para dominar las matemáticas
Los números racionales son aquellos que pueden representarse como el cociente entre dos números enteros, es decir, como una fracción donde el denominador no es cero.
Esto incluye una amplia variedad de expresiones numéricas que, gracias a sus propiedades, permiten operar con facilidad en procesos como la multiplicación, la resolución de ecuaciones de tipo lineal, o el análisis de cada factor involucrado en una solución matemática.
- Fracciones propias (como 3/4)
- Fracciones impropias (como 7/4)
- Números mixtos (como 2 ½, que también puede representarse como 5/2)
- Decimales exactos (como 0,75)
- Decimales periódicos (como 0,333...)

En resumen, cualquier número que pueda expresarse como una representación fraccionaria es un número racional. Esto los diferencia de los irracionales (como √2 o π), que no pueden escribirse como fracciones equivalentes.
Multiplicación de números racionales: claridad, lógica y pasos para dominarla sin errores
Regla general para multiplicar fracciones
Para multiplicar fracciones, no hace falta complicarse: es una de esas operaciones que, una vez comprendidas, se sienten casi naturales. Multiplicamos numerador con numerador y denominador con denominador, sin necesidad de buscar equivalencias ni reorganizar términos.
A diferencia de la suma o la resta, donde hay que encontrar un denominador común, aquí el proceso es directo, limpio, casi elegante. Es como si los números hablaran entre sí sin intermediarios, guiados únicamente por la propiedad de la multiplicación que los une de forma simple y clara.
Ejemplos de multiplicación de fracciones
Veámoslo con un par de ejemplos:
👉 Ejercicio 1
Multiplica 2/3 × 4/5
Solución:
2 × 4 = 8
3 × 5 = 15
Resultado: 8/15
👉 Ejercicio 2
Multiplica 3/2 × 5
Recordemos que 5 = 5/1
Entonces:
3 × 5 = 15
2 × 1 = 2
Resultado: 15/2
👉 Ejercicio 3
Multiplica 1 ¾ × 2/3
Primero convertimos 1 ¾ en fracción impropia:
1 ¾ = 7/4
Luego: 7/4 × 2/3 = (7×2)/(4×3) = 14/12
Simplificamos dividiendo numerador y denominador entre 2:
Resultado: 7/6
Propiedades de la multiplicación
Al trabajar con números racionales, la multiplicación sigue varias propiedades matemáticas fundamentales que hacen que las operaciones sean predecibles y consistentes:
- Conmutativa: El orden de los factores no altera el producto. Es decir, a × b = b × a.
- Asociativa: Podemos agrupar los factores como queramos sin que cambie el resultado: (a × b) × c = a × (b × c).
- Elemento neutro: El número 1 actúa como neutro multiplicativo, ya que cualquier número racional multiplicado por 1 da el mismo número.
- Distributiva respecto de la suma y la resta: La multiplicación se puede distribuir sobre la suma o la resta, lo que significa que a × (b + c) = a × b + a × c. Esta propiedad es especialmente útil al trabajar con expresiones algebraicas o con paréntesis.
División de números racionales: cómo hacerlo bien desde el primer paso
Regla general para dividir fracciones
La división de fracciones se basa en un truco sencillo pero poderoso: basta con multiplicar la primera fracción por el inverso multiplicativo de la segunda. Y ese inverso no es más que darle la vuelta: si tienes una fracción a/b, su inverso es simplemente b/a.
El 0,333… (decimal periódico) es un número racional. Se representa como 1/3, lo que demuestra que incluso los decimales infinitos pueden tener una fracción equivalente. ¡Las apariencias engañan!
Ejemplos de división de fracciones
👉 Ejercicio 1
Divide 2/3 ÷ 4/5
Inverso de 4/5 = 5/4
Ahora multiplicamos:
2/3 × 5/4 = 10/12
Resultado simplificado: 5/6
👉 Ejercicio 2
Divide 1 ½ ÷ 3
Convertimos 1 ½ = 3/2
3 = 3/1
Inverso de 3/1 = 1/3
Ahora: 3/2 × 1/3 = 3/6 = 1/2
Propiedades de la división
La división NO es conmutativa (3 ÷ 2 ≠ 2 ÷ 3).
No tiene elemento neutro (ningún número que dividido deje igual al dividendo).
Pero sí depende, como toda función racional, de la correcta aplicación del inverso y la potenciación cuando sea necesaria.
Reglas de signos en fracciones: multiplicación y división
Saber manejar los signos es clave para no cometer errores: no se trata solo de aplicar una regla mecánica, sino de desarrollar una mirada atenta a los detalles, de entender cómo un simple signo puede cambiar por completo el sentido de una operación.
En la multiplicación y la división de números racionales, los signos actúan como guías silenciosas que determinan el rumbo del resultado. Dominar este aspecto es tan importante como conocer la fórmula correcta: es, en cierto modo, aprender a leer el lenguaje oculto de las matemáticas.
- Positivo × Positivo = Positivo
- Negativo × Negativo = Positivo
- Positivo × Negativo = Negativo
- Negativo × Positivo = Negativo
La regla de los signos se aplica igual en la división: dos signos iguales dan positivo, distintos dan negativo. Así, 3/4 ÷ -2/5 = resultado negativo.

Simplificación de fracciones: resultados
Después de multiplicar o dividir, siempre que se pueda, se debe simplificar la fracción resultante.
Para ello, buscamos el máximo común divisor (MCD) entre numerador y denominador y dividimos ambos por ese número.
Por ejemplo:
16/24 → MCD = 8 → 16 ÷ 8 = 2 y 24 ÷ 8 = 3 → Resultado: 2/3
Aplicaciones prácticas de la multiplicación y división de números racionales
¿Y esto para qué sirve? Mucho más de lo que imaginas: comprender cómo funcionan la multiplicación y la división de números racionales no es solo una habilidad escolar, es una herramienta poderosa para la vida. Nos ayuda a razonar con precisión, a tomar decisiones informadas, a resolver problemas con lógica y claridad.
Es la base sobre la que se construyen otros saberes, desde las matemáticas más avanzadas hasta las situaciones más cotidianas. Porque cuando entiendes cómo interactúan los números, también aprendes a organizar el mundo que te rodea.

- Cocinar: ajustar proporciones de una receta.
- Arquitectura y construcción: trabajar con medidas exactas en planos.
- Economía doméstica: repartir gastos, dividir cuentas, calcular descuentos.
- Física y química: interpretar fórmulas lineales con potencias, exponentes o funciones inversas.
- Educación: resolver ejercicios escolares o ayudar a tus hijos con tareas.
Todo esto implica entender no solo el número racional como concepto, sino cómo usarlo de forma eficaz y sencilla en contextos reales.
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El conocimiento matemático añade belleza a la mente.
Eratóstenes
En el fondo, entender los números racionales no es solo una cuestión de memorizar reglas o aplicar fórmulas. Es descubrir que, detrás de cada multiplicación, de cada número entre paréntesis, hay una lógica precisa, una propiedad que se cumple, un equilibrio que nos conecta con la esencia misma de las matemáticas.
Los racionales no son ajenos a nuestra vida cotidiana: conviven con los números naturales, los completan, les dan sentido en situaciones reales.
Este documento ha sido solo un punto de partida, una guía para mirar con otros ojos esas operaciones que, con el mismo cuidado que ponemos al leer entre líneas, pueden abrirnos la puerta a una comprensión más profunda y significativa del mundo que nos rodea. Porque, al final, cuando dominas los racionales, no solo resuelves problemas… entiendes cómo funcionan las cosas.









